Nieve en el Teide. Azul el mar. Y en apretado abrazo, con el cariño del hogar, acunan la vida que nace el día uno de marzo de 1918.

Todo era paz y arrullo verde-esperanza, sonrisa, promesa y canción. Y, ahí, cuando la posibilidad tomaba anchura de océano, oíste nítidamente con insistente cadencia la voz del Maestro de Nazaret: “Ven y sígueme.”

Tu sensibilidad quedó alterada, tocada por aquella llamada. Y un ocho de diciembre de 1939 respondías: Fiat, hágase. Como María y las mujeres de la Pascua eres anuncio alegre y Buena Noticia.

¡Feliz, porque has creído, Manolita! Has gustado con anhelo la PALABRA, y en fidelidad constante has sido don repartido y compartido. Tu talante festivo se hace servicio y se postra ante las mujeres con su dignidad negada. Para ellas, derramaste el perfume más caro, el del amor.

Hoy celebramos tu vida oblata. Recordamos y agradecemos contigo a todas las hermanas que nos han precedido y que tú has conocido. A las comunidades donde has vivido y especialmente a esta de Benicasim. A las mujeres con las que has hecho camino. Recordamos a toda tu familia y sobre todo a la aquí presente que, en apretado abrazo con el azul del mar sigue acompañando y apoyando tu vida. Con María, la Madre de Jesús cantamos a una voz cuajada de gozo y gratitud: “ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR”

Benicasim 1 de marzo de 2014