El pasado 30 de junio, en la casa de los Hermanos Salesianos de la Victoria, las personas que conformamos el Programa de La Casita tuvimos la oportunidad de disfrutar de un día diferente. Un día para compartir y celebrar. El final del curso fue el pretexto para reunirnos y con ello poder compartir momentos de diálogo, solidaridad y diversión. Las mujeres que integramos La Casita y también nuestros familiares nos sentamos a la mesa para compartir no solo un sabroso almuerzo, que hizo las delicias de las allí presentes, sino también para compartir impresiones, ilusiones y perspectivas de futuro.
Tuvimos, así, la oportunidad de acercarnos un poco más a la realidad de estas mujeres, quienes no sólo han concluido el curso con la satisfacción del trabajo que han llevado a cabo, sino que además han iniciado un proceso de cambio en sus vidas, cada una desde su propia experiencia y situación. Ellas son las protagonistas y la razón de que el Programa de La Casita siga esforzándose en mejorar cada día, creciendo juntas para poder acompañar a estas mujeres en la carrera por alcanzar sus metas, en la lucha por ofrecerles aquellas oportunidades a las que, por un motivo u otro, no han podido acceder.
Entre risas y confidencias, compartimos momentos de alegría y diversión. Nos deleitamos con un apetitoso almuerzo, compartimos las sonrisas y los juegos de los más pequeños, pasamos una divertida sobremesa entre el aroma del café y una partida de bingo… En definitiva, disfrutamos de un día agradable, en buena compañía, como si de una gran familia se tratase. Habrá que repetirlo.