En Ciempozuelos, tierra sagrada para nosotras, del 16 de diciembre al 6 de enero, las junioras de la congregación hemos estado participando de un encuentro titulado “En conexión con nuestras raíces y horizontes carismáticos”. A lo largo de estos días, pudimos disfrutar de la formación que íbamos recibiendo por parte de distintos facilitadores sobre: crecimiento personal, grupal, realidad social, Vida Religiosa, comunitaria, profundizar en el carisma oblata, una apreciación histórica al mismo y, finalmente, unos días de retiro para hacer memoria agradecida de estos días. Asimismo, también hemos compartido con las comunidades de hermanas de Ciempozuelos, Santiago, Carabanchel y Cartagena algunas de las celebraciones de estos días tan especiales.
La experiencia nos ha propiciado muchas vivencias hermosas. Ha facilitado que nos conozcamos personalmente, fortalecernos como grupo; pero, especialmente, ha generado entre nosotras vínculos sororales que nos llevan a sentirnos unidas por un mismo deseo – seguir haciendo nuestro el sueño de Antonia y Serra. El seguimiento a Jesús Redentor, el sentido de pertenencia a la Congregación y el querer seguir tejiendo oportunidades para las mujeres, siguen siendo para nosotras hoy claves del ser oblata.
Desde un profundo agradecimiento por tanto regalo recibido, por el compartir con las hermanas, su entrega y acogida… No puedo olvidar la implicación de las personas que nos acompañaron durante estos días: las formadoras de cada provincia junto con miembros del Gobierno General. Ellas cuidaron de que no faltara ningún detalle y que pudiésemos disfrutar de todo este tiempo.
Con el corazón lleno de nombres y mucha vida, nuestra Galilea particular sigue siendo extensión de aquella “tierra de luz” que nos ha acogido durante estos días.
[A lo largo de estas semanas, hemos hecho varias comunicaciones que pueden ver en la web de la Congregación: www.hermanasoblatas.org]
Carina Ramos.
La foto está sacada de : www.hermanasoblatas.org