Queridas hermanas, laicos/as y cuantos formamos la familia Oblata:
Como las mujeres en la mañana de Pascua, experimento que nuestro paisaje provincial se cuaja de presencias amigas, que vamos caminando entre luces y sombras, seguras/os en los trazos que la vida muestra a nuestros ojos: colores de muerte, sufrimientos, injusticia, impotencias, búsqueda, deber, entrega, anhelos de sentido, encuentro, vida…
Confiadas en la tarea hemos de continuar, abrigadas en tantas certezas, ante el frío del relente, ir, como aquellas, portando lo mejor que somos y tenemos -nuestro perfume-, a embalsamar el cuerpo amado, a hacer lo acostumbrado, lo conveniente y adecuado, lo que se espera de nosotros. Sin embargo, el sol se anticipa a nuestro amanecer, el perfume de nuestras manos se transforma en la misión recibida, anunciar, empeñar la vida por la vida, sin saber todavía lo que nos espera.
Es Pascua, temblando, nos abrimos al calor mañanero de la ausencia amada, resucitada, resucitadora… y soñamos los colores que se avecinan. Contamos con la sorpresa del Señor Jesús que ansía por nosotras en Galilea
Os felicito.
Estos días celebro mis 25 años de oblata, un juego de contrastes por lo entregado y, sobretodo, por lo recibido. Me sé acompañada y agradezco cada paso compartido.
¡Feliz Pascua 2018
Carmen Ortega.
Superiora Provincial