La semana pasada inauguramos el inicio de un nuevo curso en la Residencia Hermanas Oblatas de Murcia. Como ya es costumbre para nosotras, nuevas residentes se reunieron el martes 29 con la directora para repasar las normas la residencia. Para ello, se dividieron en varios equipos, señalizados mediante colores, y jugaron al pañuelo: en la pantalla aparecía el juego del Grand Prix con una serie de preguntas, y cada equipo debía correr a por el pañuelo para contestar antes la respuesta correcta.
La segunda reunión, esta vez general, tuvo lugar el día 30. En ella, la residencia nos presenta las distintas actividades en las que podemos participar durante el curso, además de ser una gran oportunidad para conocer antiguas residentes y trabajadoras. Así, tanto nuestras compañeras veteranas, como las Hermanas Oblatas y las trabajadoras del Proyecto Oblatas, nos mostraron las diferentes actividades que podemos hacer en la residencia y al final salió el nuevo grupo de representantes del curso 2015-2016.
Por último, el jueves 1 de octubre celebramos en la residencia la eucaristía de inicio de curso. Como cada año, varias residentes se reúnen y piensan un motivo que represente ese comienzo de una meta nueva. Este año, mediante una gran rayuela de colores que se colocó en el centro, simbolizamos todos los sueños y objetivos que nos depara siempre un nuevo camino. Además, las lecturas y las peticiones, redactadas por nosotras mismas, nos ayudaron a encontrarnos con Dios de una forma más íntima y personal.
Tras la eucaristía y la cena común, nos dividimos en varios grupos, según la rama de estudio de cada una, para representar pequeñas obras de teatro que las representantes habían pensado para nosotras. Así, mediante un juicio, un telediario, una consulta médica o un cuento, entre otros, cada una de nosotras nos fuimos presentando de nuevo, dando así por finalizadas las jornadas de integración e iniciando, un año más, un camino en común.
