Mini-excursion a los jardines del Palacio de Aiete

SAN SEBASTIAN, como ciudad considerada capital turística por excelencia, nos ofrecería una maravillosa oportunidad para elegir un lugar adecuado de paseo de verano.
Sólo necesitábamos una breve motivación e invitación para plantear una bonita propuesta. Una gran mayoría de las hermanas de la Comunidad en estrecha colaboración con las profesionales de atención socio sanitaria, cuidado y acompañamiento a personas enfermas de la Empresa ASKORA nos dispusimos alegremente la tarde del 21 de Agosto a esta mini-excursión.
Cada participante contaba con su correspondiente tarjeta de identificación junto al logo propio de OBLATAS- ASKORA. Así tratamos de superar los pequeños despistes y desorientaciones. No podía faltar un carro de ruedas, varios bastones y brazos abiertos sobre todo de las acompañantes que dieran confianza, apoyo, estabilidad para aquellas con desequilibrios, dificultades de movilidad máxime en la calle.
A las 18, 00 h, salíamos de casa el grupo formado por 20 mujeres, y atravesamos el Paseo de Aiete “pasito a pasito” como los peregrinos compostelanos lo hicieron en este paso obligado del San Sebastián Medieval contando con sus propios límites y posibilidades.
Llegamos a la puerta principal de la entrada al Parque. Lo veíamos como algo más que un espacio verde que alberga un antiguo palacio rodeado de hermosos jardines, estanques y extraordinarios paseos flanqueados por más de 100 especies de árboles , muchos de ellos centenarios. Entre ellos, nos interesaba reconocer las dos palmeras que en el año 1988 se habían trasplantado de nuestra antigua casa y hoy estaban junto al Palacio embelleciendo su lugar. Las contemplamos todas muy gozosas y llenas de energía junto a ellas, nos sacamos unas hermosas fotografías. Conscientes de que estábamos en el más bello y extenso jardín monumental de San Sebastián.
Pero todavía, nos esperaba la segunda parte del paseo. En las Antiguas Caballerizas del Palacio, hoy el Centro – Hogar del jubilado de Aiete, teníamos reservada una deliciosa y exquisita merienda compartida con otras personas de Topalekua.
Toda una rica y alegre experiencia de la fragancia de la naturaleza que llenó de vida los corazones de las hermanas residentes en enfermería y de todas las acompañantes. Gozamos de una tarde soleada relacionándonos en otro contexto, dinamizando la vida comunitaria y social en testimonio alegre de envejecimiento activo. ¡GRACIAS A TODAS OBLATAS – ASKORA!