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Semana Solidaria del 21 al 27 de Febrero de 2016 en la Comunidad Hermanas Oblatas de Sevilla

Nuestra aventura comenzó un 21 de febrero de 2016. Los nervios, los miedos y las ilusiones nos inundaban. Ya la llegada fue especial, ese cartel de «bienvenidas a casa» tras los rostros sonrientes de Merche, Carmen y Marisa apuntaban maneras.
Esos rostros y un hogar que pasaron de ser desconocidos a formar parte de una nueva familia. En esta familia, cada una tenía su función:
Marisa desempeñaba el papel de madre, siempre creativa, consiguiendo así, hacer volar nuestra imaginación, para vivir esta semana de forma especial. Su respuesta sincera a nuestras inquietudes y las reflexiones que esto conllevaba, nos hacían ser mejores personas.
Carmen y Merche atentas a que llegáramos a nuestras casas con unos kilitos de más. Con su cariño y dulzura lograban sacarnos una sonrisa en cada momento ¡y qué bien lo hicieron!
Se queda pequeño el agradecimiento por la entrega de amor por parte de las tres en todos sus gestos: la oración diaria, la comida y los pequeños detalles que nos han llenando día a día ¡Y que por escribir sobre ellas escribiríamos durante una vida!
El Centro Al alba fue como nuestro segundo hogar, donde las Oblatas junto a otros miembros de su equipo desempeñaban una gran labor. Pasamos de tener una visión generalizada de la realidad de la mujer, a ponerle nombre a cada una de ellas.
Detrás de cada rostro, conocimos las diferentes causas que dejaban de lado nuestra ignorancia y nos abría a comprender las diferentes realidades que nos rodeaban.
Cada día nos esperaba una sorpresa, diferentes talleres y una convivencia que nos acercaba cada vez más, a las distintas mujeres.
Además, tuvimos la oportunidad de conocer el Proyecto Mujer Gades en Cádiz, en el que sus miembros nos recibieron con los brazos abiertos.
Poco a poco, hemos conseguido concienciarnos de esta realidad, no sólo fijándonos en las ideas superficiales presentes al principio de la semana, sino llegando a palpar esta dura realidad con nuestros propios ojos.
Y es que a veces, nos cuestionamos miles de estupideces, sin caer en la cuenta de todo lo que tenemos.
Esta semana ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, porque nos ha hecho valorar el gran regalo que Dios nos ha concedido. Nos ha cambiado como personas y hemos aprendido a apreciar las cosas sencillas que mucha gente no ve: el servicio a los demás, la felicidad de los otros, que a la vez, es también la nuestra.
Hemos aprendido, que para recibir hay que amar y que entregar es mucho más. Gracias por el amor y el calor de la familia que nos habéis hecho sentir.
Como dicen, esto no es un «adiós», es un «hasta luego». Simplemente decir gracias se nos queda pequeño.
Con todo nuestro corazón,
Elena, Inés, Rocío, Teresa y Blanca