El día 10 de Septiembre, en Ciempozuelos, las hermanas Blanca Ciaurriz, María Moreno, M Ángeles Ortega, Luisa Riezu, Mª Cruz Ciordia, Anuncia Munárriz y Teresa Nuin experimentamos, una vez más, con el poeta cómo “para cada una hay un nuevo rayo de sol y un camino virgen DIOS. Es día de acción de gracias, de bendición, y alabanza por los 50 años caminando, como Oblatas, al viento del Espíritu del Concilio Vaticano II con la riqueza del Carisma.
La Eucaristía, momento entrañable para dar GRACIAS por la fidelidad de Dios y por la Congregación que nos acogió y acompaña en nuestro caminar. En el ofertorio, recreamos nuestra identidad. La ofrenda de la Oblata, mujer peregrina, la simbolizamos de forma siempre antigua y siempre nueva con este gesto hecho canción: “Junto con el pan y el vino ofrecemos en esta bandeja, 21 nombres de mujeres, procedentes de los últimos rincones de las periferias sociales, que significan y engloban a todas, con las que hemos hecho camino de inclusión”.
Celebramos con gozo la fiesta de Acción de Gracias en compañía de muchas hermanas y personas y el mejor menú de la cocina de Ciempozuelos, cuidando el detalle gastronómico y decorativo.
Nuestro agradecimiento a la Provincia por el gran regalo que ha supuesto el viaje a Roma, en el que disfrutamos de los lugares recorridos por Antonia y Serra.
Agradecemos también a las Hermanas de Italia, que con tanto mimo hicieron que nos sintiésemos, como bien se dice en nuestra casa y entre hermanas.
50 años haciendo camino como oblatas