Durante este trienio, varios han sido los encuentros de formación realizados en cuatro comunidades: S. Sebastián, Pamplona, Carabanchel-Madrid; y Benicasim con la participación de hermanas de otras comunidades mayores de 65 años.
Al finalizar este ciclo formativo, son ellas mismas quienes brevemente nos comparten con agradecimiento, la experiencia vivida:
“El día 27 de noviembre la Comunidad de S. Sebastián, concluye el último encuentro de formación:”Envejecer en positivo: Salud Social y Relacional”. Valoramos de gran importancia todo lo que en ellos hemos recibido, pues nos han proporcionado unas herramientas que nos facilitarán la vivencia de esta etapa de manera más consciente y feliz. Gracias al Gobierno Provincial por el interés y empeño en nuestra formación, así como también al Equipo de Formación”.
“Todavía con el buen sabor y la alegría de lo vivido en el encuentro realizado en esta casa de Oblatas Pamplona, y la alegría que nos brota del corazón por la oportunidad de acogernos como hermanas, la comunidad de Pamplona agradece la posibilidad de enriquecernos con estos encuentros que favorecen la comunicación, vivida con alegría y esperanza y fomentan la unidad en la comunión entre hermanas. Además se han vivido momentos de verdadera fraternidad. Nuestra gratitud a las personas de los equipos que los promueven”.
“Las hermanas de Carabanchel entendemos que la formación ha sido positiva y enriquecedora .Los temas nos han servido para confrontarnos, tanto los temas como los Ponentes nos aportaron mucha luz, descubriendo nuevos horizontes que nos exigen un trabajo personal. Una ventaja importante: al tener la formación toda la comunidad, nos facilita caminar en una misma dirección. Es un ejercicio de mentalización, profundización y actualización. El hecho de ver lo positivo de la vida, crea ambiente de sosiego y paz, para situarnos en la realidad que estamos viviendo”.
“En esta etapa que llamamos “tercera edad”, es una etapa de desarrollo y autorrealización personal plena, porque en ella se consolida nuestra identidad. A veces estamos felices, realizadas, plenas; otras cansadas, desorientadas, enfermas; pero el deseo y la vocación permanece; a nosotras sólo nos toca culminar el proceso. Y para ello, se requiere nuevos recursos (sanitarios, sociales, económicos…) y nuevas relaciones que posibilitan actualizar el proyecto personal sin renunciar a la autorrealización. La formación está orientada en esta dirección. Y nos está capacitando para tener una visión más positiva de la vejez, para comprender el proceso de envejecimiento y sobre todo para AGRADECER LA VIDA” en Benicasim.
