Mis queridas Súper-Oblatas,
cómo estáis? Han pasado unos días desde el Nadal Solidari y cada día pienso en vosotras, en el inolvidable fin de semana y en vuestra importante misión. He cambiado un poco, me siento distinta… es fantástico. Llamémosle DIOS, o VIDA, da igual: su amor hacia nosotros es inigualable. No me cabe en el pecho tanta gratitud por estar viva, por tener todo lo que tengo y ser consciente de la necesidad de apreciarlo y compartirlo.
No sólo sois mujeres buenas, fuertes y valientes, sino que estáis llenas de saber, porque no hacéis un trabajo asistencial simplemente, sino también humano, educativo, de acompañamiento, con un conocimiento profundo sobre el tema … supongo que cuando se junta la inteligencia, la sensibilidad, las ganas de saber e investigar y el sincero amor y respeto por los demás una se convierte en alguien parecida a vosotras.
Expliqué mi Nadal Solidari en clase de Exclusión Social y creo que fui capaz de transmitir la pasión y el empeño con el que vosotras trabajáis: muchos de mis compañeros se emocionaron y estaban muy interesados en el tema. También lo he hablado con la familia y con amigas, que a raíz de la charla han decidido cambiar la temática de un trabajo y ahora trataran la prostitución…Mi campaña individual de sensibilización ha empezado!! jajaja
Como escribió María en aquella carta tan bonita que leísteis en la eucaristía, somos jóvenes buscadoras y portadoras de esperanza: al oírlo, primero me sentí profundamente emocionada de que se me confiara tanta responsabilidad: búsqueda y esperanza… Pero a continuación, vuestras caras aparecieron en mi cabeza: vosotras sois fruto y semilla, sois búsqueda, sustento y entrega. Qué bien que la VIDA nos pusiera juntas en el camino!
Bueno, que hoy me he despertado inspirada y sentimental y como no pare os escribo cuatro tomos de reflexiones!
Os deseo lo mejor del mundo, y os dejo con una frase preciosa, y una foto que a mí me enternece mucho (y que, a mi manera, refleja el sentido de la Navidad). Está tomada en Calcuta, y estoy haciendo de «plato» a Gopal, un indigente con discapacidad mental al que invitaba a comer a menudo y le cogí un enorme cariño. Mientras él comía con las manos, yo le puse las mías debajo para que no se manchara con la salsa, pero él lo interpretó de otra forma y dejó los restos de comida que se sacó de la boca en mis manos. Fue tan divertido como hermoso. Me hace pensar en el acto de dar y recibir, de intercambio con amor. Me encanta su postura de señorito y la mía de… no sé, es una mezcla de todo lo bueno y lo malo que viví allí.
Total, (qué pesada soy!) que os mando millones de besos y sonrisas, por si algun día os faltan.
«Fes de l’amor la norma que t’alliberi de temors i angoixes i et faci clars els horitzons del somni» (Miquel Martí i Pol)
Elena Gelabert García