Al celebrar la fiesta del Perpetuo Socorro acogemos, en la imagen del icono regalado por el P. Mauron a M. Antonia y P. Serra, sus títulos que, hoy como ayer, ofrecen hondura y sentido a nuestro ser y hacer de Oblatas.
María es la Madre de la Pasión, la Madre del Perpetuo Socorro, la Madre de la Redención. Cuando contemplamos su imagen, percibimos el mensaje de esperanza que encierra:
– La exposición de la planta del pie, nos muestra la humanidad de Cristo, en la horma única del individuo que Jesús es, con la que establece su pacto de alianza (al desatarse las correas de la sandalia): Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre que establece con la humanidad una Alianza de Redención.
– María sostiene al Niño para protegerlo y, al mismo tiempo, ofrecerlo a su misión recibida.
– El Niño, que mira las señales de la pasión que se le entregan, se apoya en el pecho de su madre, aferrándose a su mano.
– Por más que sea María quien domina la escena, el punto focal de la imagen son las manos entrelazadas de Jesús y de María.
Es ella, María, quien estuvo al pie de la cruz y conoce bien el dolor, a quien le ha sido confiada la humanidad frágil, quien viene siempre en nuestra ayuda como madre amorosa. Su mirada serena, su brazo fuerte y protector, su socorro perpetuo y seguro, nos conducen a Cristo.
Todo el icono nos habla de la ternura, de la misericordia y de la esperanza que se transforma en certeza en el misterio de la Redención (Cfr. Rv Icono nº 6, junio 2021, pp 18-23)
Queridas Marías, Hermanas y toda la familia Oblata. Crezcamos en este abrazo del Dios de Jesús con la humanidad, María alienta y sostiene cada uno de nuestros pasos.
¡Feliz día del Perpetuo Socorro!
Carmen Ortega (Superiora provincial)