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La Provincia Europa participa en el Jubileo del Mundo Misionero y el Jubileo de los Migrantes en Roma

Los días 4 y 5 de octubre, la Provincia Europa de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor participa en los Jubileos del Mundo Misionero y de los Migrantes, celebrados en Roma en el marco del Año Jubilar 2025.

Organizados en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Dicasterio para la Evangelización, estos encuentros reúnen a peregrinos de cerca de 100 países, entre ellos España, y buscan renovar el compromiso de la Iglesia con la evangelización, la acogida y la fraternidad universal.

El Jubileo del Mundo Misionero está dedicado a los misioneros y misioneras, laicos y religiosos, agentes pastorales y organizaciones que trabajan en el ámbito misionero. El encuentro se abrió el sábado 4 de octubre con la audiencia jubilar del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, seguida por la peregrinación a la Puerta Santa y el Encuentro Internacional Misionero “La Missio ad gentes hoy: hacia nuevos horizontes”, en la Pontificia Universidad Urbaniana.

Durante la tarde se celebraron vigilias misioneras en diferentes idiomas y lugares de Roma, concluyendo con un Rosario Misionero Internacional en la Plaza de San Pedro.

El domingo 5 de octubre, la Eucaristía presidida por el Papa León XIV congregó a miles de peregrinos en torno al altar de la Plaza de San Pedro. Por la tarde, en los Jardines de Castel Sant’Angelo, se celebró la “Fiesta de los Pueblos”, bajo el lema “Migrantes y misioneros de esperanza entre los pueblos”. Una cita llena de música, testimonios y diversidad cultural, expresión viva de una Iglesia que acoge, abraza y envía.

El Jubileo de los Migrantes reunió también a miles de personas de cerca de 95 países, destacando el testimonio de comunidades migrantes, refugiadas y misioneras que trabajan por la dignidad, la integración y la esperanza.

Para la Familia Oblata, participar en este Jubileo significa renovar el compromiso misionero de vivir el Evangelio desde las periferias, acompañando especialmente a las mujeres en situación de prostitución y víctimas de trata, signo concreto de la opción oblata por una Iglesia samaritana y en salida.