Querida Familia Oblata,
Con gran alegría quiero compartir con todas vosotras el momento que hemos vivido en el marco de nuestro XXIII Capítulo General: la elección del nuevo Equipo General de la Congregación de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor.
En primer lugar, damos gracias al Señor por la elección de la Hna. Marisa Arreba Gutiérrez, de nuestra Provincia Europa, como nueva Superiora General. Marisa ha respondido con un sí generoso, fruto de su profundo sentido de pertenencia, su compromiso con la misión oblata y su amor a la Congregación. Estamos convencidas de que, con su estilo cercano, su mirada amplia y su corazón enraizado en Jesús Redentor, sabrá animar y acompañar el caminar congregacional en estos próximos seis años.
Queremos también expresar de manera especial nuestro agradecimiento hondo y sincero a la Hna. Lourdes Perramon, que durante 12 años ha servido a la Congregación como Superiora General. Gracias, Lourdes, por tu entrega incondicional, por sostener con fidelidad el carisma Oblata en tiempos de cambio, por tu capacidad de generar comunión y cuidar los procesos, por tu compromiso con las mujeres y por tu testimonio de sencillez y coherencia.
En este momento, ademas, agradecemos la disponibilidad de las hermanas elegidas para formar parte del nuevo Equipo General, así como recordamos con gratitud el trabajo de las consejeras del último sexenio. Gracias por vuestra disponibilidad y por aceptar con generosidad este encargo que el Espíritu y la Congregación os confían.
Quisiera destacar de manera especial a la Hna. Nieves de León Reyes, de la Provincia Europa, que asume el servicio de 2ª Consejera y Secretaria General. Gracias, Nieves, por tu sí comprometido, por tu espíritu de servicio y por tu fidelidad a la misión oblata. Tu presencia en el equipo es motivo de alegría y esperanza para la Provincia y para toda la Congregación.
Como Provincia Europa, nos unimos de corazón a esta nueva etapa que se abre para la Congregación. Confiamos en el Espíritu que nos sigue impulsando a ser, juntas, cuerpo congregacional al servicio de la vida y la misión, al lado de las mujeres en contextos de prostitución, trata y exclusión. Seguiremos caminando con los pies descalzos y el corazón abierto, dispuestas a forjar el futuro con esperanza.
Que este nuevo tiempo sea un espacio para el encuentro, el discernimiento compartido y la fidelidad creativa a nuestro carisma.
Con gratitud y cariño,
Carmen Ortega